Las momias de los Montes Altai al parecer es están derritiendo. Hace casi tres mil años, algunos pastores nómadas excavaron sepulcros en los altos valles, en la frontera entre Rusia y Mongoliar. Levantaron tumulos de piedra y desechos, llamados kurgans, encimas de las cámaras fúnebres. Cuando el agua que goteaba dentro de los túmulos se congeló, los cuerpos cubiertos de tatuajes azules se momificaron en el hielo. Hace unos años en verano, un equipo de arqueólogos desenterró una momia parcialmente conservada en un bloque de hielo, que al parecer, tuvo un mayor tamaño. En la zona observaron otros indicios de deshielo.
El agua en los lagos cercanos ha subido de nivel más de un metro en el último decenio, esto solo puede prevenir del derretimiento de los glaciares y del permafrost. Se trata de realizar un rescate arqueológico, trazan un mapa de las tumbas congeladas como parte de los esfuerzos para excavar y conservar a las momias, si estas iniciativas fracasan, lo más probable es que los cuerpos se descompongan, llevándose consigo su vestimenta y las claves para conocer su modo de vida.