Helena era de hija de Zeus y de una humana espartana llamada Leda. Según se dice, Zeus se transformó en cisne para seducir a Leda, la cual estaba casada con Tindáreo, un rey espartano. Como consecuencia de yacer con los dos, Leda puso dos huevos, naciendo Helena y Pólux de uno, y Cástor y Clitemnestra de otro. Helena y Pólux fueron considerados hijos de Zeus, debido a que ambos eran inmortales.
Desde muy joven, Helena fue reconocida por su gran belleza, causando que tuviera muchos pretendientes. Un día, mientras participaba en un sacrificio espartano, fue una víctima de un rapto, siendo los responsables el héroe Teseo y un amigo de este llamado Piríto.
Teseo quien se quedó con Helena, tras echarlo a suerte con su amigo. Los tres llegaron a Atenas, pero los atenienses no dejaron entrar a Helena, por lo que Teseo marchó a Afidnas. Poco después, Helena fue rescatada por los Dioscuros, quienes eran hermanos de ella, aprovechando que Teseo y Pirítoo había ido al Hades para buscar una mujer para Pirítoo, la conocida como Perséfone.
Unos años después Helena se casó. Ella tenía muchos pretendientes y su padre no quería elegir, temiendo que los candidatos rechazados comenzarán un conflicto. Tindáreo hizo prometer a todos los pretendientes que aceptarían la decisión, y que en el caso de que Helena fuera otra vez raptada, todos ellos deberían ir en su ayuda. Tras esto Helena se casó con Menelao, con quien sería feliz hasta la guerra de Troya.